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JULIO DOMINGUEZ
ARJONA
16 de Octubre de 2005 Los seres humanos somos fácil y mediaticamente manipulables. Ayer no puede evitar una conversación donde un señor políticamente correcto que alardeaba de estar completamente al día de todo , se lamentaba profundamente de lo ocurrido en la frontera de Ceuta y Melilla ; de la situación de la marcha negra invasora, se lamentaba de estos desdichados hijos de Eva ( que quien sabe, igual Eva era negra o por lo menos mulata ) . Hasta ahí todo iba todo muy bien, pues decía lo que se supone que hay que decir .- La cosa se complicó un poco cuando este mismo señor tan social y televisivamente comprometido, cambio el tercio de la conversación , comentando desenfadadamente ,las series televisivas, manifestó que la que mas le gustaba y con la que se partía de risa era con Aida, la vida y milagros de una limpiadora viviendo en un barrio marginal , con dos hijos y su madre , siendo su mejor amiga y vecina una prostituta Entre carcajadas recordaba anécdotas y secuencias de la sin duda exitosa serie .- De pronto una interlocutora manifestó que no alcanzaba a comprender como se podía sentir tanta pena mora por lo que le ocurre a los inmigrantes ilegales que saltan alambradas y como le podía resultar tan divertido ver la desgraciada vida de una mujer que luchaba todos los días por sobrevivir y sacar su familia para delante . Obviamente este señor adocenadamente correcto, no entendía nada, se apenaba de lo que todo el mundo se apenaba y se reía de lo que todo el mundo se reía.- ¿Que pensaran las legiones romanas de Aidas que hay en España de la Aída de ficción?, ¿ Con cuantas Aidas nos cruzamos al cabo del día , en las escaleras de nuestras casas, oficinas, bares , aseos , servicios y ni las miramos a la cara?.- Nadie aspira a quitarle la mierda a los demás; ninguna niña sueña con ser de mayor limpiadora, mujeres en la mayoría de los casos que por desventuras de la vida , se han remangado con un par, para partirse la espalda, durante horas y horas limpiado para poder sobrevivir , no solo ella ,sino su familia, luchando día a día, en una labor ingrata, nunca reconocida . siempre minusvalorada y mal pagadas .- Mujeres en muchos casos, abandonadas o separadas, con hijos con los que han de luchar para que no caigan en sus mismos errores; para que no crucen una frágil frontera de la delincuencia que la tienen muy próxima en barrios limítrofes y marginales, no precisamente por su situación geográficas . Mujeres que hacen el milagro de llegar a final de mes, pagando la luz, el agua, el alquiler, la comida, la ropa , sencillamente condenadas a la mas absoluta de las desesperaciones económicas.- A las Aidas de verdad no le vemos nunca los ojos , porque siempre los tienen clavados en las solerias, en las moquetas, en los mármoles ,en los retretes, limpiado y volviendo a limpiar, lo que nosotros ensuciamos y volvemos a ensuciar, en un ciclo sin principio ni fin . Agarradas a las escobas y fregonas de la desesperanza y viendo como no les crecen unas uñas que se dejan limpiando vidrios y metales .- A las Aidas de carne y hueso habría que ponerle un monumento y el personaje de Aida, debería ser una de nuestras ministras , consejera o ediles municipales, pues con las cosas que hacen y dicen los guionistas de las series de humor solo tendrían que limitarse a copiar, porque dan poco margen a la imaginación.- En la mirada de un negro que salta una alambrada
en medio de la noche ,hay lo mismo que en la mirada de una mujer que limpia
dos mil tramos de escaleras diarios .....desesperación.-
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