JULIO DOMINGUEZ
ARJONA Sevilla 30 de Marzo
de 2006
Si hay un paso en Sevilla
abigarrado por la composición y distribución de sus muchas figuras es el
del Sagrado Decreto. Esta sensación de apelmazamiento era todavía mayor
antes de la remodelación de su distribución por Dubé de Luque y el
estreno de las nuevas andas en la pasada década de los noventa.
Este paso alegórico cuenta habitualmente con
nada menos que doce figuras. A saber: las tres de la Sagrada Trinidad
(Padre e Hijo sentados sobre un trono de nubes y la Paloma del Espíritu
Santo), los cuatro Padres de la Iglesia (San Agustín, San Ambrosio, San
Gregorio y San Jerónimo), la Iglesia dormida, un ángel disparando una
flecha al costado de Cristo, la Fe, San Miguel y una serpiente
(antiguamente era un dragón). Esta multitud llegó a convivir dentro de
las relativamente reducidas andas del calvario de la hermandad de la
Trinidad en sus salidas extraordinarias de 1982 y 1993, tras llevar
desde el Jueves Santo de 1951 sin hacerlo en su paso
propio.
Por todo ello siempre nos había llamado
la atención la fotografía de nuestra colección que encabeza el artículo
de hoy en las que sólo observamos a la figura del arcángel San Miguel
precediendo a la Santísima Trinidad sobre un paso de recortadas
dimensiones. Veamos el cuando y el porqué de está insólita disposición
del Sagrado Decreto reducido casi a su mínima expresión. La fotografía
corresponde al Jueves Santo 17 de abril de 1924. En esta ocasión, ante
el mal estado de las figuras secundarias, la cofradía procesionó el
misterio alegórico que le da título sobre las andas barrocas de gloria
de María Auxiliadora, radicada desde su fundación a finales del siglo
XIX en la misma iglesia trinitaria. Este paso pasaría a poseer
iluminación eléctrica dos años después hasta su sustitución por el
actual en 1962.
Intentaremos explicar el porqué de esta
forzada salida del paso alegórico. Desde 1921 existía en la hermandad de
la Trinidad un fuerte anhelo de contar con un paso de palio para la
preciosa Virgen de la Esperanza, cuya belleza no lucía lo suficiente en
el paso del Cristo de las Cinco Llagas. Este deseo llevaba aparejado un
importante gasto que la modesta hermandad no podía fácilmente sufragar
al contar con dos pasos de misterio, además muy poblados de imágenes
secundarias. Junto a ello, tanto dentro de la hermandad, como, sobre
todo, en el ambiente cofradiero de entonces, el paso alegórico no
despertaba ningún entusiasmo, ni por su calidad artística ni por el
motivo representado. Recordemos que a principios de siglo veinte
confluyeron dos tendencias procesionales: la desaparición de pasos
alegóricos y la creación de pasos de palio. Por ello en 1923 se propuso
enajenar las andas del calvario y pasar el Cristo a las utilizadas hasta
entonces por el misterio del Sagrado Decreto.
Ante esta intención, el Palacio
Arzobispal a través del vicario obligó a la hermandad a incluir en
su estación de penitencia el paso alegórico al considerarlo muy adecuado
para el adoctrinamiento del pueblo. Para evitar los gastos de
restauración de las imágenes secundarias, la cofradía trinitaria
recurrió en la Semana Santa de 1924 a esta versión simplificada sobre el
paso de María Auxiliadora. No contento con esta solución parcial, el
vicario exigió para el año siguiente, que el misterio procesionase con
su composición completa, punto al que la hermandad accedió pero con las
figuras secundarias en tan lamentable estado que no lo sacaría en los
años siguientes pese a las entonces discrepancias con Palacio
.-