JULIO DOMINGUEZ ARJONA Sevilla 19 de Febrero de 2007
Es muy conocido el traspaso en 1930 de paso
del Cachorro a la hermandad de San Esteban, gracias al cual estas clásicas
andas, bien es cierto que con importantes reformas, siguen procesionando por
las calles sevillanas.
Por contra, pocos conocen otra operación
similar realizada a finales del siglo XIX con las anteriores andas de la hermandad
trianera. Si logramos apartar nuestra mirada del simpar crucificado
que aparece magnificente con corona de espinas y potencias sobre un breve
monte de corcho
El nazareno que vemos
a la derecha junto a un circunspecto capataz descorbatado, luce todavía
la túnica de cola de percalina blanca con antifaz morado anterior
a la adopción ya en el siglo XX de las actuales de capa. La fotografía
la podemos situar muy probablemente en la esquina de la calle Castilla con
San Jorge, llamándonos la atención la extraña chimenea
con forma de columna que vemos al fondo y que bien pudiera corresponder a
un alfar o a las fábricas de jabón que abundaban en esta parte
del arrabal trianero. Pero el aspecto más interesante está
en las sencillas andas que portan al crucificado. Tanto los respiraderos
como la canastilla están constituidos por tableros delimitados por
molduras rectas que albergan celosías de un estilo a medio camino entre
el neogótico y el barroco. La iluminación, bastante abundante
para la época, está encomendada a cuatro candelabros de fuste
troncocónico acanalado de siete luces en las esquinas y dos más
pequeños a los lados del Cristo. En lugar de crestería sobre
el borde superior del canasto vemos unos minúsculos plumeros blancos,
adorno muy empleado entonces en los carruajes fúnebres infantiles.
Pues bien, este paso había sido contratado en enero de 1819 con el
tallista Vicente Arestoy que tardaría dos años en terminarlo.-
Comparemos estas andas con las que apreciamos
en esta otra fotografía del interior de la parroquia de San Pedro
que podemos datar a principios del siglo XX y sobre las que conviven un poco
apretadas las figuras del antiguo paso de misterio del Cristo de Burgos.
Evidentemente son las mismas andas a las que se les ha aplicado un “restyling”
añadiéndoles una crestería calada y enriqueciéndose
las molduras del canasto. Además se redondearon las esquinas y se
suprimieron por falta material de espacio los candelabros de los costados.
Por último el dorado está reluciente por lo que deducimos acababa
de ser aplicado. En el frontal de los respiraderos una vara de latón
servía de protección a los mismos, así como de apoyo
al capataz, costumbre hoy prácticamente desaparecida.
Conocemos que el paso
del Cachorro del que nos ocupamos fue sustituido en 1889 por uno nuevo mucho
más rico de estilo barroco que ejecutaron los señores Olaya
y Govea, sucesores de Peña, y que es el que hoy porta al Señor
de la Salud y Buen Viaje. El motivo aducido por la hermandad del Patrocinio
para este cambio era el precario estado en que se encontraba el paso de Vicente
Asorey. Esto no fue óbice para que fuera aprovechado por la entonces
recién fundada hermandad del Cristo de Burgos que justamente iniciaba
las estaciones de penitencia el Miércoles Santo de 1889. Es posible
que ya directamente ese año saliese el misterio compuesto entonces
sólo por el Crucificado, la Santísima Virgen y San Juan por
el paso desechado por el Cachorro.