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JULIO DOMINGUEZ ARJONA 23 de Enero de 2002
El protagonista de nuestra historia era un soldado de reemplazo, digamos que en un año indeterminado y de un de un ejercito ( lógicamente español de tierra , mar o aire ) también indeterminado. Tocaba tan bién la corneta que entró a formar parte de la banda de su regimiento, cosa que hacia con agrado pues le gustaba mucho la música .- Pues acontecido que aquel año su banda había participado en varios desfiles . actos protocolarios , conciertos y los zapatos del uniforme de galas , se veían muy gastados y maltrechos y ante la inminencia de la Semana Santa , nuestro protagonista además de músico era cofrade, solicitó a su inmediato superiores unos zapatos nuevos para ir con el suficiente decoro , que deberían de acompañar su banda tras los pasos de las hermandades para los cuales estaban contratados .- La Semana Santa se iba acercando y acercando y los zapatos no venían a pesar de los recordatorios del soldado . El caso es que el Sábado de Pasión, el inmediatamente anterior al Domingo de Ramos le entregan al voluntarioso protagonista de nuestra anécdota unos zapatos nuevos, sin domar y duros como una piedra .- Llegó el día en que tenían que procesionar , en una hermandad digamos que de las de largo recorrido, y a medida que avanzaba la cofradía nuestro sufrido soldado iba en aumento el terrible dolor de pies , provocado por los recién estrenados zapatos , llegando incluso a comenzar a salirle unas dolorosas ampollas.- Al llegar a la Catedral . lugar donde se despliegan las bandas de música , al no entrar en la misma ,un momento que se aprovecha para ir al servicio, beber y tomar un bocadillo para recuperar fuerzas, el protagonista de nuestra historia no se lo pensó dos veces y se deshizo de su torturador calzado , con lo que notó un gran alivio en sus padecidos pies y como llevaba calcetines negros pensó que pasaría desapercibido. Así que comenzó la recogida de la hermandad descalzo , solo con los calcetines reglamentarios .- Todo iba muy bien , el sufrimiento había desaparecido y el descalzo soldado ya había decidido, sacar lustre a sus zapatos viejos que usaría el resto de la Semana Santa . La hermandad enfilaba la calle de entrada y nuestro aliviado músico veía próxima la meta de llegar sin haber sido descubierto , cuando ocurrió algo inesperado .Ya saben lo que dice el refrán : "El hombre propone, Dios dispone y la mujer....descompone".- Una joven con unos altos tacones cruzó entre la fila de soldados, para saludar a uno de ellos y pisó accidentalmente a nuestro músico descalzo que al cogerlo desprevenido lanzo un agudo grito de dolor, lo que hizo que el director de la banda rápidamente acudiera para ver que le ocurría y a que se debía ese alarido, sorprendiendo a uno de los miembros de su banda en calcetines , lo que provocó la lógica reprimenda y un arresto, que en cualquier caso no resultó tan doloroso como unos zapatos nuevos un día de Semana Santa .- Por eso señores recuerden para los días de Semana Santa , el famoso dicho de "te quiero mas que a unos zapatos viejos".- |
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