Corrian los años sesenta del siglo XX ( he dicho corrina los años sesenta )

Nos situabamos en la calle Fabiola cuando un famoso cantao de la epoca el Niño Aguadulce , cantaba una saeta al iniciarse una chicotá , uno de los brazos de la Cruz del Cristo de las Aguas ( habia dicho que corrian los años sesenta ) quedó aprisionado entre los barrotes de un balcon .-

El saetero incolume seguia cantando , mientras se movia el paso , intentando girarlo y llevar a cabo diferentes operaciones con mucho tacto para salvar el obstaculo y la situacion y ...nada no habia manera .-

El cantao finalizó su interpretación recibiendo una enorme ovación de los que en la calle se encontraba y mientras el paso seguia atrapado .-

El saetero hizo una señal con la mano ,lo que algunos interpretaron como que iba a cantar una nueva saeta , se santiguo y se metio para dentro de la casa, ante la maxima expectación del publico, que parte de él permanecia ajeno a que el paso se encontraba atorado  en el balcón .-

De pronto aparecio el protagonista de nuestra anecdota ,con una soga que habilidosamente tiro un lazo a la parte vertical de la Cruz , acertando a la primera , tirando  suavemente hasta lograr liberalda de la trampa , en la que se veia atrapada, por lo que consiguio un segundo aplauso por su rapida y eficaz resolucion del problema .-

Es sencillamente admirable , como situaciones anécdoticas como estas no son mas frecuentes en el procesionar de nuestras cofradias , por la calles tan estrechas de nuestra querida Sevilla, esa bella imagen de crucificados que con su mano acarisian gitallinas colgantes de lo balcones provoca en los capataces mas de un infarto por miedo a enganchones con objetos que escapan a su vision , e incluoso algún que otro palio cuyas bamabalinas se quedan enganchados en los hierros de cieros y balcones, cuyos propietarios cada año estan presto a desenganchar llegado el caso y ser unos voluntarioso Niño del Aguadulce .-
 
 
 

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