JULIO DOMINGUEZ ARJONA Sevilla 16 de Marzo de 2007
Don Victor José Gonzalez Ramallo
nos hace una nueva e interesantisima entrega
Tras La Hermandad de la Exaltación está
afrontando en los últimos años una restauración integral
de los bordados del paso de la Virgen de las Lágrimas uno de los
conjuntos más valiosos de nuestra Semana Santa y que desgraciadamente
había alcanzado un grado de deterioro muy avanzado. Para este año
está previsto el estreno del palio, obra singular de Juan Manuel
Rodríguez Ojeda, estrenada entre 1902, el techo y 1903, las bambalinas.
En su momento supuso una auténtica revolución al ser uno
de los primeros en tener unas caídas de perfil ondulado en lugar
de las tradicionales de cajón. El palio se bordó originalmente
en terciopelo azul oscuro pero en la anterior restauración de Joaquín
Ojeda en 1978 se pasó a terciopelo morado y se le añadieron
florecillas de colores y adornos en forma de caracolillos. Otro bordador
astigitano, Jesús Rosado, ha sido el encargado de devolver el palio
a un estado lo más parecido posible al original tras una laboriosa
labor de investigación sobre fotografías antiguas, no exenta
de polémica con el IAPH.
Nosotros aportamos una inédita fotografía fechada en torno
a 1920 que nos permite admirar la belleza del conjunto de bordados de este
singular paso de palio. La cofradía acaba de salir de Santa Catalina
como lo demuestra la tienda de coloniales "La Alegría de Santa Catalina"
que hace esquina con la prolongación de la calle Alhóndiga.
La inusual toma de tres cuartos traseros enfatiza la admiración
que causó el fastuoso manto que acababa de estrenar en 1919 y que
tan bien armonizaba con el palio pese a ser de estilo y autor diferentes,
los talleres rivales de Miguel Olmo y de Juan Manuel respectivamente. Dada
la fecha de este estreno y que la cofradía se vio obligada a abandonar
Santa Catalina por obras a partir de 1923 no regresando hasta 1931 (VER
; VER
), nuestra fotografía debió realizarse entre 1919 y 1922
época en la que la cofradía realizaba estación de
penitencia en tercer lugar del Jueves Santo. Observamos los curiosos pináculos
florales rodeados de guirnaldas espirales que ocupan las seis jarras laterales,
los antiguos varales lisos, candelabros de cola de sólo seis luces
y respiraderos rectos que antecedieron a los actuales. La candelería
fue sustituida por una de hierro fundido de Seco Imberg en 1938 que sin
embargo conservó el detalle arcaizante y único de tener unos
platillos de cristal por debajo de los cazillos para evitar la caída
de la cera fundida sobre la base de los candelabros.
Centrándonos en el palio observamos algunas diferencias con el que
hemos conocido y con el restaurado ahora. Así vemos que los flecos
originales eran de canutillo y no de bellota como los actuales. De los
varales y de los entrantes de las bambalinas salían unas borlas
de tocón que tampoco se ha considerado oportuno rescatar.
Por último recordar que la Virgen de las Lágrimas que adivinamos
en nuestra fotografía, no es la conocida por todos, obra anónima
del siglo XVIII felizmente restaurada muy recientemente, sino una imagen
al parecer de procedencia malagueña de la que ya nos hemos ocupado
en una ocasión anterior ( VER
).
Desgraciadamente tendremos todavía que esperar algunos años
hasta volver a ver completo este museo vivo del bordado de principios del
siglo XX que es el paso de palio de la Virgen de las Lágrimas. El
fastuoso manto, bordado originalmente también sobre terciopelo azul
oscuro, por Hijos de Miguel Olmo sobre un diseño mudéjar
de Herminia Álvarez Udell espera su turno para una restauración
que se prevé especialmente costosa.