De este nuevo manto de Ana y Josefa
Antúnez estrenado en 1891 no hay muchas imágenes luciéndolo
la Virgen de La O pero afortunadamente lo podemos admirar todavía
al natural vistiendo a la Virgen de la Piedad en la cofradía jerezana
del Santo Entierro. Esta hermandad adquirió en 1930 a la sevillana
de La O el maravilloso conjunto de palio y manto negros que podemos apreciar
en nuestra primera fotografía.
La toma trasera nos indica el aprecio en que se tenía a estos bordados
a principios del siglo XX. Las columnas corintias de mármol rojo sosteniendo
arcos de medio punto nos indican claramente que nos encontramos en el interior
de la parroquia de Nuestra Señora de La O. El dibujo a realce del
manto era realmente suntuoso recordándonos al desaparecido manto de
la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad de La Carretería, aunque quizás
con un dibujo más menudo y de mayor simetría aún permaneciendo
dentro del estilo propio de las Hermanas Antúnez.
Ya hemos comentado la sustitución
en 1931 de este magnífico conjunto de palio y manto por otras piezas
diseñadas por Maese Farfán con la técnica del bordado
de aplicación, técnica que podemos encontrar todavía
en una obra mucho más acertada en el techo de palio de la Virgen de
la Victoria. Si bien el palio de recorte de La O persistió hasta la
segunda mitad de los años cincuenta, el manto apenas pudo procesionar,
ya que sería prontamente sustituido en 1936 por el magnífico
manto actual sobre terciopelo granate.
En nuestra primera fotografía
de hoy podemos apreciar este manto a punto de ser terminado en el taller de
Guillermo Carrasquilla Rodríguez. Significados cofrades de la hermandad
trianera, como Don Antonio Martín Alborch, entonces mayordomo, y Don
José Sánchez López acompañan al bordador y a
sus operarias en el taller de la calle San Luis. Ellos fueron, junto con
Sebastián Flores y Francisco Pérez Bergalí, los verdaderos
artífices de esta afortunada sustitución. Era el primer encargo
de envergadura para Carrasquilla que había quedado como sucesor del
estilo y del taller de su tío, Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
De hecho parece ser que el, a un tiempo original y clásico, diseño
de este manto era obra del maestro. La importancia de este manto, con el
que se inició la renovación del paso de la Virgen de La O,
radica en que fue el que marcó el estilo seguido por el resto de piezas
bordadas que han ido completando el palio durante un periodo de casi cincuenta
años.