JULIO DOMINGUEZ ARJONA Sevilla 20 de Octubre de 2012
Al ver la fotografía que antecede
estas líneas, más de uno pensará que nos hemos equivocado.
Entre las cruces de guía a un tiempo más antiguas como fácilmente
reconocibles está la de la cofradía de la Exaltación
(vulgo “Los Caballos de Santa Catalina”). Las túnicas oscuras de los
nazarenos de esta añeja fotografía tampoco ayudan en la identificación.
Para colmo la localización de la toma, aunque cercana a la parroquia
de Santa Catalina, tampoco se encuentra en el itinerario habitual de la cofradía.
La actual cruz de Guía de la Hermandad de La Exaltación de
madera dorada con los atributos pasionistas adosados en la cara anterior
de sus dos brazos data al menos de 1702 figurando ya en un inventario de
esa fecha. Originariamente tenía un fondo liso y moldurado sin los
roleos barrocos que ahora la adornan. Antiguamente esta cruz no abría
la procesión como lo hacen desde el siglo XIX las que conocemos hoy
como cruces de guía, siendo su lugar ocupado hasta entonces por la
manguilla parroquial. Aunque la actual Cruz de Guía nos parezca que
lleva toda la vida abriendo esta cofradía, en realidad sólo
lo hace desde 1972 en que se procede a su restauración por Manuel
Guzmán Bejarano que añade la hojarasca barroca del fondo, realizándose
quince años después un nuevo dorado y policromía de
los atributos pasionistas que engalanan su frontal.
Tras estas puntualizaciones previas, pasemos a desentrañar los numerosos
detalles curiosos de la fotografía de hoy. La cruz de guía
es de madera oscura con el escudo y los remates de orfebrería y es
la que vino utilizando hasta el citado 1972, como hemos podido comprobar
en fotografías posteriores. En aquel entonces, era frecuente que las
cofradías, en especial las de economía menos saneada, acompañasen
la cruz de guía de nazarenos con varas en lugar de las omnipresentes
parejas de faroles actuales. En la exaltación los faroles se adquirieron
en 1952 al taller de Villarreal, renovándose en 1973 por unos de Manuel
de los Ríos.
Ya hemos comentado la discrepancia en la túnica de los nazarenos.
La cofradía, que había adoptado en 1885 las actuales túnicas
blancas de cola con cinturón de esparto estrecho y antifaz morado,
lució entre principios del siglo XX y 1945 unas lujosas túnicas
de alpaca morada ceñidas con cíngulo con la que vemos a los
nazarenos de esta fotografía. Parece ser que lo oneroso del tejido
y la dificultad de obtenerlo en la postguerra pesó en la junta de gobierno
de los años cuarenta para volver al hábito similar al original,
mucho más económico de conseguir. Por todo ello ha existido
durante la segunda mitad del siglo pasado en el seno de la hermandad una
tendencia de opinión de recuperar estas elegantes túnicas con
las que Hohenleiter representó a la cofradía en su famosa serie
de grabados de los años veinte.
Nos queda por fijar
el lugar y la fecha de la imagen de hoy. Afortunadamente un dato nos va a
llevar al otro. Además el entorno urbano no ha cambiado demasiado.
Nos encontramos en la plaza de los Terceros en la embocadura de la calle Sol,
y a la derecha podemos identificar la acera en la que más adelante
se encuentra el bar “Los Claveles”. Como ya comentamos en una anterior entrega
(
La malagueña Virgen de la Lagrimas ) la Hermandad de Santa Catalina se vio
obligada en los años veinte a abandonar, como ahora, su sede por
obras de restauración. En aquel entonces buscó primero acomodo
en la Iglesia de la Trinidad (1923 y 1924), pero pasando pronto al más
cercano San Román desde el que efectuó su estación de
penitencia entre 1925 y 1930. A los años de este segundo exilio corresponde
la imagen de hoy, ya que cuando residió en la relativamente lejana
iglesia de la Ronda, accedía al casco histórico por la Puerta
Osario y la calle Jáuregui.