Resulta que un señor conocido de un servidor, de fuera de Sevilla pero residente en ella, funcionario y soltero, el tema este de la Semana Santa de Sevilla le era mas bien indiferente ni le gustaba, ni le disgustaba . Es decir que si iba por la calle una cofradía la veía y si iba por la de al lado ,no cambiaba de acera para verla .-

Pero mire usted por donde avatares de la vida , la vida a veces te hace cada pu (piiiiiii ) y aquel hombre , si saber como ni porque se vio un día de rodillas ante una conocida imagen de una cofradía de nuestro Casco Antiguo, esa misma imagen que años atrás miró con cierta indiferencia, que le ayudara en aquel trance. Al parecer la advocación a la que se encomendó atendió su suplica y el hombre agradecido a ser librado de aquel aprieto decidió en señal de agradecimiento hacerse hermano de la cofradía y salir con una cruz como sincera gratitud a la gracia concedida .-

Pero el protagonista de nuestra anécdota tenía un serio problema para hacer la estación penitencial, padecía una especie de claustrofobia y no soportaba llevar la cara cubierta ( puede que parezca increíble pero esto le sucede a mucha gente ), pero esto no lo amilanó pues era un hombre recto en sus convicciones, y decidió hacerse la túnica  con suficiente antelación .-

Al vivir solo en un hermoso apartamento y solo trabajar por las mañana , planeo perfectamente como combatir su fobia. Después de almorzar se iría gradualmente colocándose el antifaz hasta alcanzar el numero de horas que la hermandad estaba en la calle , que no era muchas por ciertos. Y así comenzó, su entrenamiento solitario e individual , empezando  por media hora, una hora, hora y media , así hasta estar prácticamente toda la tarde con el antifaz puesto por su casa. Leía, veía la televisión, escuchaba música etc con el antifaz puesto.-

Se podía decir que su voluntad y su fe habían triunfado a su fobia llegando los últimos días de la Cuaresma a permanecer durante varias horas con el antifaz puesto con la mayor de las naturalidades sin sentir ningún tipo de ahogo o malestar ; hasta tal extremo que un día se hallaba en su casa escuchando música con el antifaz nazareno puesto y sonó la puerta de su apartamento sin que él esperaba a nadie y con la mayor de la normalidad la abrió y pregunto con la cara cubierta que deseaba a quien llamaba .-

Para su asombro la joven empleada de correo que le traía un telegrama , al ver que le abría la puerta un encapuchado lanzo un grito de terror y salió corriendo escaleras abajo . Nuestro protagonista estaba tan acostumbrado a ir con la cara tapada que tardo en reaccionar  y en soltar  una tremenda carcajada de la insólita situación que él mismo había provocado .-

Aquella Semana Santa su esfuerzo se vio recompensado y realizó su estación de penitencia con total normalidad y en los años sucesivos también y cada vez que ve algún cartero dibuja una sonrisa recordando , el susto que le pegó involuntariamente a aquella chica cuando se entrenaba como nazareno  .-
 
 

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