JULIO DOMÍNGUEZ
ARJONA
2 de Mayo de 2017
Don Antonio Jimena
un dia mas, tiene la generosidad de compartir con nosotros esta foto de la
Feria del ayer .-
Como verán son de estas fotos que se catalogan solas. Año:
1934, caseta : Los Niños de la Feria, y con un cartel donde reza :
Premiada .-
Estamos en los "felices" y efímeros años de la II República,
y como el libro de los gustos está en blanco ( y el del mal gusto
no se tuvo que escribir nunca ), no vamos a entrar en lo afortunado o no
de su diseño, ni en la oportunidad de su galardón .-
Casualidades de la vida, hoy el maestro Burgos, publica un artículo
cuya lectura es mas que recomendable títulado : "La Caseta de los
Niños Perdidos", en una hermosa semblanza al poeta Manuel Mantero
, y no menos hermoso paralelismo entre la infancia de la Semana Santa y la
Feria , ahí lo tienen
Caseta de los Niños Perdidos
.-
Un servidor se permite apostillar a ese nostálgico texto, que mas
que perdidos hay generaciones de "capillitas feriantes" , que mas que perdidos
fuimos "trasplantados" ( no de órganos que pueden salvar vidas, en
el mayor acto de generosidad en el momento de mayor dolor por la muerte de
un ser querido ) , sino un trasplante de vivencias y recuerdos .-
La Hiniestas, la Macarena siguen pasando por esa misma esquina , LaPazPorElParque,
sigue pasando por el Parque, y que sola va la Soledad , camino de San Lorenzo
por la Luna acompañá como dijo Rodriguez Buzon . Pero hoy la
Feria de los Remedios, no pueden encajar en la retina de la memoria
de la Feria del Prado . Como decía la letra de la sevillana : La Feria
cruzando el puente bailando se fue a Triana, como tantas Hermandades trianeras,
hicieron al revés y acabarón en la otra orilla de Sevilla
.-
Los grupos de caballistas por los Jardines de Murillo , las flamencas por
el barrio de Santa Cruz, los enganches y carruajes al trote ligero por el
verdor de las alargadas sombras del Parque de Maria Luisa , las gigantescas
portadas de acera a acera de la Avenida del Cid de la que formaba parte inexorable
la fuente de las Cuatro Estaciones, los campamentos de gitanos debajo de
los eucaliptos del puente de la Enramadilla , el penetrante olor a orines
del tunel de San Bernardo , que te llevaba al Real en un minuto por un "metro
subterraneo peatonal", las tatas vestidas de tatas con sus pupilas vestidas
de flamencas merendando barquillos en la Plaza de América, o la impresionante
y fija caseta de Labradores que tuvo como ilustre visitante hasta el Cristo
de la Buena Muerte, o la Plaza de España convertida en el gran aparcamiento
de "seitas"; esa Feria como las golondrinas de Bécquer no volveran
, y dificilmente la podemos ver o reconocer en ninguna esquina de los Remedios
.-
Esos niños y niñas de la Feria que se hacen la foto en la puerta
de su casa, o en la de sus abuelos momentos antes de salir para la Feria,
se quedaron congelados en el tiempo de la infancia, en un tiempo donde eclosiona
la primavera , vemos como se pasa a la juventud divino tesoro, donde
estrenan ese primer traje de flamenca de verdad, diseñado con mimo
por su propia joven dueña, o donde se estrena ese primer traje con
corbata, o traje de corto, o ese primer beso bajo un cielo de farolillos
que se recordará toda la vida .-
Aquello fue un "trasplante"
necesario, que salvó la "vida" de la Feria del hoy, pero allí
quedarón muchas vivencias, muchos recuerdos que vagan como fantasma,
junto a un único caballo el del Cid , eterno caballista de una Feria
que perdimos .-
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